La necesidad de diáconos

//La necesidad de diáconos

La necesidad de diáconos

Cuando el apóstol Pedro en el Día de Pentecostés, proclamó que Dios había hecho a Jesús Señor y Cristo, tres mil personas encontraron arrepentimiento, nacieron de nuevo como hijos de Dios y fueron bautizados en el nombre de Jesucristo. Después de este día, la iglesia continuó creciendo rápidamente. Leemos que el pueblo estaba dedicado a la palabra que fue proclamada y enseñada por los doce apóstoles. Continuamente se reunían unánimes en el templo y partían el pan de casa en casa. Comían juntos con alegría y sinceridad de corazón.

Además de esto, es claro que la iglesia primitiva estaba comprometida, en la práctica, a una comunión y participación en la ofrenda. Las ofrendas eran continuamente traídas a los pies de los apóstoles.   Estas ofrendas eran administradas por los apóstoles y distribuidas a los que tenían necesidad entre la congregación. Es evidente que los apóstoles fueron capaces de manejar esta tarea eficazmente por un tiempo dado que “No había, pues, ningún necesitado entre ellos”. Sin embargo, a medida que la iglesia continuaba creciendo, la tarea de recibir y distribuir las ofrendas se hizo cada vez más difícil para los apóstoles.

Los judíos helenísticos comenzaron a quejarse de que sus viudas estaban siendo pasadas por alto cuando se distribuían las ofrendas. Los apóstoles fueron acusados ​​de dar preferencia indebida a sus hermanos nativos. Hubo un gran disgusto en la iglesia primitiva por este asunto. Los apóstoles reconocieron que el trabajo de administrar todas las ofrendas les había hecho distraer de su mandato primordial de oración y el ministerio de la palabra. También reconocieron que necesitaban nombrar diáconos y establecer administraciones para que la iglesia pudiera continuar creciendo. Los apóstoles instruyeron a la congregación a recomendar a siete hombres de entre ellos, de quienes ellos tuvieran buena reputación y que estuvieran llenos del Espíritu Santo y sabiduría.

Estudio: Hechos 6

Referencias                                                                                               

Hch 2:41-42, 46-47 Entonces los que habían recibido su palabra fueron bautizados; y se añadieron aquel día como 3,000 almas (personas).  (42)  Y se dedicaban continuamente a las enseñanzas de los apóstoles, a la comunión, al partimiento del pan y a la oración.  (46) Día tras día continuaban unánimes en el templo y partiendo el pan en los hogares, comían juntos con alegría y sencillez de corazón, (47) alabando a Dios y hallando favor con todo el pueblo. Y el Señor añadía cada día al número de ellos los que iban siendo salvos.

Hch 4:34-35  No había, pues, ningún necesitado entre ellos, porque todos los que poseían tierras o casas las vendían, traían el precio de lo vendido,  (35)  y lo depositaban a los pies de los apóstoles, y se distribuía a cada uno según su necesidad.         

1Ti 3:8-13  De la misma manera, también los diáconos deben ser dignos, de una sola palabra, no dados al mucho vino, ni amantes de ganancias deshonestas,  (9)  sino guardando el misterio de la fe con limpia conciencia.  (10)  Que también éstos sean sometidos a prueba primero, y si son irreprensibles, que entonces sirvan como diáconos.  (11)  De igual manera, las mujeres (diaconisas) deben ser dignas, no calumniadoras, sino sobrias, fieles en todo.  (12)  Que los diáconos sean maridos de una sola mujer, y que gobiernen bien sus hijos y sus propias casas.  (13)  Pues los que han servido bien como diáconos obtienen para sí una posición honrosa y gran confianza en la fe que es en Cristo Jesús.

Flp 1:1  Pablo y Timoteo, siervos de Cristo Jesús: A todos los santos en Cristo Jesús que están en Filipos, incluyendo a los obispos (supervisores) y diáconos.

By | 2017-11-17T15:00:45+10:00 November 17th, 2017|Daily Devotions|Comments Off on La necesidad de diáconos