Vida en abundancia
Jesucristo vino para darnos vida zoe y para dárnosla abundantemente. Este es el cumplimiento de la promesa a Abraham cuando Cristo le dijo que Él sería su recompensa – ¡supremamente abundante! La vida psuche de Cristo estaba en Su sangre. Jesús dijo que Él había dado Su vida psuche por nosotros. Sin embargo, Su sangre contenía tanto Su vida biológica como también la vida zoe de Yahveh. Y es esta vida zoe la que Él comparte con nosotros en Su ofrenda. Nosotros estamos recibiendo Su vida zoe cuándo comemos de Su cuerpo y tomamos de Su sangre en la participación de la comunión. Jesús dijo, “El que come Mi carne y bebe Mi sangre, tiene vida (zoe) eterna”.
Sabemos que Jesucristo fue hecho como nosotros en la encarnación. La Palabra se hizo carne cuando Él se convirtió en el Hijo del Hombre dentro de un cuerpo biológico. Sin embargo, Él ya existía como Hijo de Dios y nueva creación espiritual antes de Su encarnación. Nosotros hemos sido predestinados para ser hechos como Él a través de un nuevo nacimiento. De la misma forma en la que Él nació de Dios antes de la fundación del mundo por la Palabra del Padre, nosotros también recibimos este privilegio de volvernos un hijo de Dios cuando nos es dado un segundo nacimiento por la misma palabra. Nuestro primer nacimiento fue por medios naturales. Nosotros necesitamos nacer de nuevo una segunda vez para volvernos espirituales.
Hasta que no hayamos nacido de Dios, no podremos confesar o proclamar que Dios es nuestro Padre. Es a través del proceso de nacer de nuevo que podemos ser hechos espirituales. Una vez nos volvemos espirituales, el Padre nos da el Espíritu de Cristo. Una vez recibimos a Cristo podemos recibir Su naturaleza divina al unirnos a la comunión de Su ofrenda. Esta es la participación de la cena de comunión.
Nota: zoe y psuche son palabras usadas en los lenguajes originales de la Biblia en referencia a la palabra “vida”. Psuche se refiere a la vida biológica y natural del ser humano, zoe se refiere a la vida de Dios en el sentido espiritual absoluto. Más sobre este tema en “La creación del hombre”
Estudio: Juan 6
Referencias
Joh 10:10 “El ladrón sólo viene para robar, matar y destruir. Yo he venido para que tengan vida (zoe), y para que la tengan en abundancia”
Gen 15:1 Después de estas cosas la palabra del SEÑOR vino a Abram en visión, diciendo: “No temas, Abram, Yo soy un escudo para ti; Tu recompensa será muy grande.”
Lev 17:11 ‘Porque la vida de la carne está en la sangre, y Yo se la he dado a ustedes sobre el altar para hacer expiación por sus almas. Porque es la sangre, por razón de la vida, la que hace expiación.’
Joh 6:53-54 Entonces Jesús les dijo: “En verdad les digo, que si no comen la carne del Hijo del Hombre y beben Su sangre, no tienen vida (zoe) en ustedes. (54) El que come Mi carne y bebe Mi sangre, tiene vida (zoe) eterna, y Yo lo resucitaré en el día final.”
Joh 1:14 El Verbo (La Palabra) se hizo carne, y habitó entre nosotros, y vimos Su gloria, gloria como del unigénito (único) del Padre, lleno de gracia y de verdad
Col 1:15 El es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación.
Rom 8:29 Porque a los que de antemano conoció, también los predestinó a ser hechos conforme a la imagen de Su Hijo, para que El sea el primogénito entre muchos hermanos.
1Pe 1:22-23 Puesto que en obediencia a la verdad ustedes han purificado sus almas para un amor sincero de hermanos, ámense unos a otros entrañablemente, de corazón puro. (23) Pues han nacido de nuevo, no de una simiente corruptible, sino de una que es incorruptible, es decir, mediante la palabra de Dios que vive y permanece.
Gal 4:6 Y porque ustedes son hijos, Dios ha enviado el Espíritu de Su Hijo a nuestros corazones, clamando: “¡Abba! ¡Padre!”
Efe 3:16-19 Le ruego que El les conceda a ustedes, conforme a las riquezas de Su gloria, el ser fortalecidos con poder por Su Espíritu en el hombre interior; (17) de manera que Cristo habite por la fe en sus corazones. También ruego que arraigados y cimentados en amor, (18) ustedes sean capaces de comprender con todos los santos cuál es la anchura, la longitud, la altura y la profundidad, (19) y de conocer el amor de Cristo que sobrepasa el conocimiento, para que sean llenos hasta la medida de toda la plenitud de Dios.