El ser viviente que se asemeja a un becerro representa el ministerio del don de ascención profético. Sabemos que esta cara ha sido a menudo asociada con el sacerdocio. Es verdad que los profetas para la edificación tienen un mandato sacerdotal particular. El profeta llama a todos los hombres que han nacido de nuevo como hijos de Dios, a convertirse en reyes-sacerdotes para Dios. Su empeño es que cada creyente presente su cuerpo como sacrificio vivo para que puedan demostrar la voluntad de Dios a través de la ofrenda. El fruto del ministerio de aquellos con gracia para el don de ascensión profético es la movilización de un reino entero de sacerdotes.
Su ministerio motivará y equipará a todos los creyentes para el trabajo de su sacerdocio, de manera que puedan orar, adorar, funcionar con dones espirituales y hacer ofrenda al Señor de forma efectiva. Los profetas para la edificación también equiparán y entrenarán a una administración de diáconos. Esto incluirá a los diáconos que son responsables de ordenar el culto espiritual de cada congregación y a aquellos que son responsables de acoger y ordenar la función de cada miembro del cuerpo de Cristo con los dones del Espíritu.
Hay varios ejemplos de personas con gracia para el don de ascensión profético en el Nuevo Testamento. Es evidente que Agabo era parte de tales profetas.En Antioquía, él se levantó y mostró, por el Espíritu, que iba a haber una gran hambruna en todo el mundo. En respuesta a su palabra, los discípulos en Antioquía decidieron hacer ofrenda, según su capacidad, para el cuidado de los santos que moraban en Judea. También fue Agabo quien profetizó acerca de los sufrimientos específicos que Pablo encontraría durante la última parte de su ministerio como sacerdote del evangelio entre las naciones Gentiles. Otro ejemplo de gracia para el don de ascensión profético es Silas, quien viajó con Pablo como parte de una compañía apostólica en su segundo viaje misionero.
Estudio: Hechos 11
Referencias
Ap 1: 6 e hizo de nosotros un reino, sacerdotes para Dios, Su Padre, a El sea la gloria y el dominio por los siglos de los siglos. Amén.
Rom 12:1-3 Por tanto, hermanos, les ruego por las misericordias de Dios que presenten sus cuerpos como sacrificio vivo y santo, aceptable (agradable) a Dios, que es el culto racional de ustedes. (2) Y no se adapten (no se conformen) a este mundo, sino transfórmense mediante la renovación de su mente, para que verifiquen cuál es la voluntad de Dios: lo que es bueno y aceptable (agradable) y perfecto. (3) Porque en virtud de la gracia que me ha sido dada, digo a cada uno de ustedes que no piense de sí mismo más de lo que debe pensar, sino que piense con buen juicio, según la medida de fe que Dios ha distribuido a cada uno.
1Co 14:31-33 Porque todos pueden profetizar uno por uno, para que todos aprendan y todos sean exhortados. (32) Los espíritus de los profetas están sujetos a los profetas. (33) Porque Dios no es Dios de confusión, sino de paz, como en todas las iglesias de los santos.
Hch 21:10-11 Y deteniéndonos allí varios días, descendió de Judea cierto profeta llamado Agabo, (11) quien vino a ver nos, y tomando el cinto de Pablo, se ató las manos y los pies, y dijo: “Así dice el Espíritu Santo: ‘Así atarán los Judíos en Jerusalén al dueño de este cinto, y lo entregarán en manos de los Gentiles.'”
Hch 15:32 Siendo Judas y Silas también profetas, exhortaron y confortaron a los hermanos con un largo mensaje.