Cuando Esteban se unió a los sufrimientos de Cristo y murió en debilidad, el poder de Dios para la salvación fue dirigido hacia Pablo. Y más que esto, cuando los abrigos de aquellos que mataron a Esteban fueron puestos a los pies de Pablo, el manto apostólico, que había sido entregado a Esteban como mensajero de Cristo, fue transferido a Pablo. Esto no significa que Pablo se convirtió en el reemplazo de Esteban. Sabemos que Dios había apartado a Pablo para un apostolado único mientras todavía estaba en el vientre de su madre. Sin embargo, la muerte de Esteban aseguró que Cristo se apoderaría de Pablo para este propósito. Podríamos decir que el fruto de la muerte de Esteban se vió en la conversión de Pablo y en su subsecuente ministerio a los gentiles. Aunque el apostolado de Pablo fue único, su ministerio operó bajo el mismo modo de operación del ministerio de Esteban. Él ministró en debilidad para que el poder de Dios pudiera dirigirse a sus oyentes.
Cuando Jesucristo se le apareció en el camino a Damasco, Pablo declaró más tarde: “vi una luz procedente del cielo más brillante que el sol, que resplandecía alrededor mío y de los que viajaban conmigo”. Esta era la misma luz de la gloria de Dios en el rostro de Cristo que Esteban vio cuando miró al cielo antes de morir. Era la misma luz que había sido dirigida hacia Pablo mientras él observaba de pie la muerte de Esteban. Pablo había resistido la iluminación de la luz ese día, y luego continuó huyendo de ella. Evidentemente amaba más la oscuridad de su propia justicia que la luz. Sin embargo, Cristo lo confrontó y le dijo: “¿por qué me persigues? Dura cosa es dar coces contra el aguijón”. Jesús se le apareció a Pablo para nombrarlo ministro y testigo ante las naciones gentiles.
Estudio: Hechos 26
Referencias
Hch 7:58 Echándolo fuera de la ciudad, comenzaron a apedrearlo; y los testigos pusieron sus mantos a los pies de un joven llamado Saulo (Pablo).
Gál 1:15-16 Pero cuando Dios, que me apartó desde el vientre de mi madre y me llamó por Su gracia, tuvo a bien (16) revelar a Su Hijo en mí para que yo Lo anunciara entre los Gentiles, no consulté enseguida con carne y sangre,
Hch 26:12-14 “Ocupado en esto, cuando iba para Damasco con autoridad y comisión de los principales sacerdotes, (13) al mediodía, oh rey, yendo de camino, vi una luz procedente del cielo más brillante que el sol, que resplandecía alrededor mío y de los que viajaban conmigo. (14) “Después de que todos caímos al suelo, oí una voz que me decía en el idioma Hebreo: ‘Saulo, Saulo, ¿por qué Me persigues? Dura cosa te es dar coces contra el aguijón.’
2Co 13:4 Porque ciertamente El fue crucificado por debilidad, pero vive por el poder de Dios. Así también nosotros somos débiles en El, sin embargo, viviremos con El por el poder de Dios para con ustedes.
2Co 12:9-10 Y El me ha dicho: “Te basta Mi gracia, pues Mi poder se perfecciona en la debilidad.” Por tanto, con muchísimo gusto me gloriaré más bien en mis debilidades, para que el poder de Cristo more en mí. (10) Por eso me complazco en las debilidades, en insultos (maltratos), en privaciones, en persecuciones y en angustias por amor a Cristo, porque cuando soy débil, entonces soy fuerte.