Cuando Pablo oró al Señor en tres ocasiones con respecto a una espina en su carne, Cristo respondió diciéndole: “Te basta Mi gracia, pues Mi poder se perfecciona en la debilidad”. Una vez que Pablo entendió este principio, aceptó que su debilidad era una participación en los sufrimientos de Cristo para que la vida de Cristo pudiera ser ministrada a través de él. Sobre la base de esta iluminación, Pablo alegremente ministró y se glorió en su debilidad para que el poder de Cristo descansara sobre él. Cristo mismo ciertamente ministró a través de Pablo con señales, prodigios y milagros, que confirmaron la predicación del evangelio de Cristo.
Sin embargo, debido al ministerio de Cristo en él, Pablo fue sometido a persecución, abuso físico y mucho sufrimiento. Fue hecho débil a través del sufrimiento. En la debilidad, Pablo pudo hablar en Cristo según su propio nombre, por el Espíritu. El secreto del éxito de su ministerio apostólico no fueron las señales, las maravillas o los milagros; sino que el poder de Dios estaba siendo ministrado a los demás desde dentro de él, a medida que se hacía débil en Cristo. Este es el principio de la ‘transferencia de ofrenda’. Pablo quería que la iglesia de Corinto entendiera que, al ministrarles de esta manera, la vida de Jesús sería transferida a aquellos que estaban necesitados. Además, quería que aprendieran de él para que, al seguir su ejemplo de ministerio, también pudieran ministrar con éxito la vida de Cristo a otros.
Pablo resumió su segunda carta a los Corintios, al decir: “Todo este tiempo ustedes han estado pensando que nos defendíamos ante ustedes. En realidad, es delante de Dios que hemos estado hablando en Cristo; y todo esto, amados, es para su edificación”. El énfasis aquí no estaba en que Cristo hablara en Pablo sino, más bien, en que Pablo hablara en Cristo. Pablo les explicó a los Corintios que, al hablarles en Cristo, la liberación podría llegar a aquellos que recibieran su palabra.
Estudio: 2 Corintios 12
Referencias
2Co 13:4 Porque ciertamente El fue crucificado por debilidad, pero vive por el poder de Dios. Así también nosotros somos débiles en El, sin embargo, viviremos con El por el poder de Dios para con ustedes.
1Co 2:3 Estuve entre ustedes con debilidad y con temor y mucho temblor,
2Co 4:7 Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la extraordinaria grandeza del poder sea de Dios y no de nosotros.
Efe 1:18-19 Mi oración es que los ojos de su corazón les sean iluminados, para que sepan cuál es la esperanza de Su llamamiento, cuáles son las riquezas de la gloria de Su herencia en los santos, (19) y cuál es la extraordinaria grandeza de Su poder para con nosotros los que creemos, conforme a la eficacia (la energía) de la fuerza de Su poder.
Rom 1:16 Porque no me avergüenzo del evangelio, pues es el poder de Dios para la salvación de todo el que cree, del Judío primeramente y también del Griego.