La viabilidad de una persona como hijo de Dios no se demuestra a través de iniciativas autodefinidas. Esto no es el significado de permanecer en fe. Una persona recibe fe al escuchar la palabra de Dios. La fe le es dada para que pueda mantenerse en la autoridad de su nombre cuando se reúne y habla en comunión con sus hermanos en Cristo. Este es el contexto en el que la persona habla con un espíritu de fe .
Es importante destacar que una persona que ha recibido un espíritu de fe ya no está atada al miedo. Una persona experimenta miedo cuando su definición del significado de la bendición de Dios para su vida no se está realizando. Cuando su esperanza imaginada no se realiza, su corazón se enferma o se deprime. Este estado de depresión será evidenciado por la frustración, la agitación, el cinismo, la fatiga y la parcialidad que demuestra mientras vive su vida e interactúa con otros en la iglesia. Motivada por el miedo, una persona buscará la validación personal y el empoderamiento mediante la asociación con una figura o grupo clave que él o ella percibe como espiritualmente preeminente; o se empeñará en usar sus propios esfuerzos carnales y religiosos para descubrirse a sí mismo/a.
En cambio, cuando una persona habla con un espíritu de fe, está demostrando, con una alegría certera, que es un hijo de Dios. El Espíritu Santo, quien continúa regenerando y renovando su identidad, también está atestiguando en su espíritu de que es un hijo de Dios. Por esta razón, la persona prosigue, por fe, para obtener la herencia a la que tiene derecho como hijo del Padre. Se convierte en partícipe de la naturaleza divina a través de la participación en la ofrenda de Cristo. La motivación para participar en esta ofrenda es un espíritu de adopción, y se expresa a través del continuo y certero clamor de “Abba! Padre”
Estudio: Salmo 116
Referencias
2Co 4:13 Pero teniendo el mismo espíritu de fe, según lo que está escrito: “CREI, POR TANTO HABLE,” nosotros también creemos, por lo cual también hablamos,
Rom 8:15 Pues ustedes no han recibido un espíritu de esclavitud para volver otra vez al temor, sino que han recibido un espíritu de adopción como hijos, por el cual clamamos: “¡Abba, Padre!”
1Co 2:11-12 Porque entre los hombres, ¿quién conoce los pensamientos de un hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Asimismo, nadie conoce los pensamientos de Dios, sino el Espíritu de Dios. (12) Y nosotros hemos recibido, no el espíritu del mundo, sino el Espíritu que viene de Dios, para que conozcamos lo que Dios nos ha dado gratuitamente,
Pro 13:12 La esperanza que se demora enferma el corazón, Pero el deseo cumplido es árbol de vida
Tit 3:4-5 Pero cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador, y Su amor hacia la humanidad, (5) El nos salvó, no por las obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino conforme a Su misericordia, por medio del lavamiento de la regeneración y la renovación por el Espíritu Santo,
2Pe 1:3-4 Pues Su divino poder nos ha concedido todo cuanto concierne a la vida y a la piedad, mediante el verdadero conocimiento de Aquél que nos llamó por Su gloria y excelencia. (4) Por ellas El nos ha concedido Sus preciosas y maravillosas promesas, a fin de que ustedes lleguen a ser partícipes de la naturaleza divina, habiendo escapado de la corrupción que hay en el mundo por causa de los malos deseos.