Uno de los resultados más perjudiciales de la mentalidad del clero ha sido la tradición de la confesión confidencial. A menudo, estas interacciones entre los ministros y las personas que han buscado su consejo, solo han servido para aumentar la miseria asociada con la vergüenza y el miedo. Esto se debe a que la práctica en sí se basa en la operación de otra ley y es, por definición, oculta.
Con el propósito de explicar este punto, representemos la interacción confesional confidencial como una conversación que ocurre en el árbol del conocimiento del bien y del mal. En este sentido, imagine el tronco del árbol dividiéndose en dos ramas principales. Una rama representa el “buen” comportamiento cristiano, mientras que la otra rama representa el comportamiento “malo”. A través de su aplicación, la cruz es establecida por el ministro entre las dos ramas del bien y el mal. La casilla confesional, o vicaria, en la que el ministro recibe las confesiones de los pecadores se encuentra en la base del tronco.
Habiendo recibido la confesión de un pecador, el ministro juzga si el pecador está suficientemente arrepentido para que concederle la absolución. Cuando se lo absuelve de esta manera, el pecador deja la entrevista sintiéndose mucho mejor consigo mismo, y posee una resolución más firme para evitar el mal comportamiento en el futuro. A veces, el ministro puede considerar necesario aplicar la cruz al pecador mediante un fuerte castigo. Presume hacer esto para que el pecador cese de sus actividades malvadas y regrese a la norma de justicia a la que está siendo exhortado.
Este modo de operación ha sido un problema tanto para los líderes del estilo de clero como para aquellos que buscan la absolución por su pecado. Obviamente, este modo de consejo se basa en el conocimiento del bien y del mal, lo cual significa que no es un ministerio del Espíritu desde la base del primer amor.
Estudio : 1 Juan 1
Referencias
Jua 6:63 “El Espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las palabras que Yo les he hablado son espíritu y son vida.
Stg 5:6 Han condenado y dado muerte al justo. El no les hace resistencia.
1Co 11:27-29 De manera que el que coma el pan o beba la copa del Señor indignamente, será culpable del cuerpo y de la sangre del Señor. (28) Por tanto, examínese cada uno a sí mismo, y entonces coma del pan y beba de la copa. (29) Porque el que come y bebe sin discernir correctamente el cuerpo del Señor, come y bebe juicio para sí.
2Co 7:10-11 Porque la tristeza que es conforme a la voluntad de Dios produce un arrepentimiento que conduce a la salvación, sin dejar pesar; pero la tristeza del mundo produce muerte. (11) Porque miren, ¡qué solicitud ha producido esto en ustedes, esta tristeza piadosa, qué vindicación de ustedes mismos, qué indignación, qué temor, qué gran afecto, qué celo, qué castigo del mal! En todo han demostrado ser inocentes en el asunto.
Mat 5:23-24 “Por tanto, si estás presentando tu ofrenda en el altar, y allí te acuerdas que tu hermano tiene algo contra ti, (24) deja tu ofrenda allí delante del altar, y ve, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven y presenta tu ofrenda.