Es el Espíritu Santo quien se une a nosotros para la comunión en la ofrenda y el proceso de labor de parto de Cristo. Él nos ayuda en nuestra súplica cuando no sabemos cómo orar. En todas nuestras circunstancias, Él nos guía a la verdad de nuestra filiación, y nos ayuda mientras oramos para edificarnos en nuestra santísima fe. En la comunión de la ofrenda de Cristo, nuestro pecado e iniquidad son removidos de nosotros y transferidos a Cristo. Al mismo tiempo, Su vida se transfiere a nosotros para que pueda formarse en nosotros. Este es el proceso al que nos referimos como “transferencia de ofrenda”.
A medida que continuemos recibiendo la palabra de Dios que nos habla a través de Sus mensajeros, también continuaremos recibiendo la fe de Dios y creciendo por fe para fe. Consideremos por un momento cómo funciona esto. Cada palabra que Dios nos habla a través de Sus mensajeros contiene dentro de sí la fe que necesitamos. Notamos que la fe no es solo una ambición, o una esperanza de que algo suceda en algún lugar en el futuro. La fe viene continuamente por el oir. Y el oir, es una capacidad que Dios nos da para que podamos oir como un discípulo.
A medida que crecemos por fe para fe, recibimos más acceso a la gracia de Dios en la cual estamos firmes. Esta es la gracia de la vida que se revela como la naturaleza de Su filiación. Se revela a través de la ofrenda. Vemos que la fe nos da la capacidad de unirnos a esta ofrenda, de modo que la vida que se multiplica por medio de la ofrenda se convierte en nuestra vida. Él fue revelado como la Palabra en carne, lleno de gracia y verdad. Al responder a la palabra por fe y para fe, estamos siendo cambiados de gloria en gloria, a la imagen de la filiación de Cristo.
Referencias Estudio: Romanos 10
Rom 8: 26-28 De la misma manera, también el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad. No sabemos orar como debiéramos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles. (27) Y Aquél que escudriña los corazones sabe cuál es el sentir del Espíritu, porque El intercede por los santos conforme a la voluntad de Dios. (28) Y sabemos que para los que aman a Dios, todas las cosas cooperan para bien, esto es, para los que son llamados conforme a Su propósito.
Jud 1:20 Pero ustedes, amados, edificándose en su santísima fe, orando en el Espíritu Santo,
Rom 5: 1-2 Por tanto, habiendo sido justificados por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo, (2) por medio de quien también tuvo acceso por la fe a esta gracia en la cual estamos firmes, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios.
Jua 1:14 El Verbo (La Palabra) se hizo carne, y habitó entre nosotros, y vimos Su gloria, gloria como del unigénito (único) del Padre, lleno de gracia y de verdad.
2Co 3:18 Pero todos nosotros, con el rostro descubierto, contemplando como en un espejo la gloria del Señor, estamos siendo transformados en la misma imagen de gloria en gloria, como por el Señor, el Espíritu.
Rom 1:17 Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por sí misma, como está escrito: MAS EL JUSTO POR LA FE VIVIRA.