El fuego de la presencia de Dios

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El fuego de la presencia de Dios

El bautismo del Espíritu Santo trae consigo el fuego de la propia presencia de Dios. Recordamos, por ejemplo, que cuando los discípulos fueron llenos del Espíritu, las llamas de fuego se posaron sobre cada persona, y comenzaron a hablar con otras lenguas. Hch 2:2-4. Sólo podemos acercarnos a la presencia de Dios con el fuego del Espíritu. Las muertes de Nadab y Abiú, bajo el Antiguo pacto, deben servir como un fuerte recordatorio de que no debemos traer “fuego extraño” a la presencia de Dios. Lev 10:1-3. Cuando oramos desde la base de nuestra propia justicia y de nuestra ansiedad, en vez de hacerlo por el Espíritu, estamos trayendo fuego extraño a la presencia de Dios .

La oración en el Espíritu es el fuego que enciende el incienso de la adoración con acción de gracias. Debido a esto, podemos ofrecernos voluntariamente a Dios. Es decir, nos convertimos en la ofrenda de incienso como tal. Nos convertimos en la nube que es la fragancia dulce a Dios mientras servimos como sacrificio vivo en Su templo, la iglesia. Esto es lo que el Rey David declaró cuando escribió: “Tu pueblo se ofrecerá voluntariamente en el día de Tu poder” Sal 110:3. Esto significa, literalmente, “Tu pueblo será ofrenda voluntaria”. Ellos serán parte de la comunión de la ofrenda de Yahvé como tal.

Pablo testificó a los Corintios escribiendo: “Porque fragante aroma de Cristo somos para Dios entre los que se salvan y entre los que se pierden. Para unos, olor de muerte para muerte, y para otros, olor de vida para vida.” 2Co 2: 15-16. Evidentemente, Pablo se veía a sí mismo como el aroma, o incienso, de Cristo, mientras ministraba el evangelio como un hijo de Dios que estaba unido a la comunión de la ofrenda de Cristo. Él era el dulce aroma de Cristo para aquellos que recibieron la palabra, y era el aroma del rechazo de Cristo y y el aroma de muerte para aquellos que estaban pereciendo.

Estudio: Hechos 2

Hch 2:2-4 y de repente vino del cielo un ruido como el de una ráfaga de viento impetuoso que llenó toda la casa donde estaban sentados. (3) Se les aparecieron lenguas como de fuego que, repartiéndose, se posaron sobre cada uno de ellos. (4) Todos fueron llenos del Espíritu Santo y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba habilidad para expresarse.

Lev 10:1-3 Pero Nadab y Abiú, hijos de Aarón, tomaron sus respectivos incensarios, y después de poner fuego en ellos y echar incienso sobre él, ofrecieron delante del SEÑOR fuego extraño, que El no les había ordenado. (2) Y de la presencia del SEÑOR salió fuego que los consumió, y murieron delante del SEÑOR. (3) Entonces Moisés dijo a Aarón: “Esto es lo que el SEÑOR dijo: ‘Como santo seré tratado por los que se acercan a Mí, Y en presencia de todo el pueblo seré honrado.'” Y Aarón guardó silencio.

Sal 110:3 Tu pueblo se ofrecerá voluntariamente en el día de Tu poder; En el esplendor de la santidad, desde el seno de la aurora; Tu juventud es para Ti como el rocío.

2Co 2:15-16 Porque fragante aroma de Cristo somos para Dios entre los que se salvan y entre los que se pierden. (16) Para unos, olor de muerte para muerte, y para otros, olor de vida para vida. Y para estas cosas ¿quién está capacitado? (¿quién es suficiente?)

By | 2018-11-12T08:22:23+10:00 November 12th, 2018|Daily Devotions|Comments Off on El fuego de la presencia de Dios