La iglesia en Corinto deseaba un líder carismático, lamentando que la presencia de Pablo era “poco impresionante, y la manera de hablar despreciable”. 2Co 10:10. Ellos estaban buscando a un maestro ‘guru’ que les aliviara la “comezón” de sus oídos a través de un modelo de ministerio sofisticado y carismático. 2Ti 4:3. 2Co 11:4. Sin embargo, Pablo no fue con “superioridad de palabra o de sabiduría” sino, en cambio, fue a los Corintios “con debilidad y con temor y mucho temblor”. 1Co 2:1,3. Resolvió no saber nada entre ellos “excepto a Jesucristo, y Este crucificado”. 1Co 2: 2.
Así como Cristo fue crucificado en debilidad, ofreciéndose a sí mismo por el poder del Espíritu Eterno, el apóstol Pablo, de la misma manera, testificó que él era débil en Cristo. Heb 9:14. 2Co 13:4. Pablo fue crucificado con Cristo y vivió completamente para Cristo, quien murió y resucitó por él. Gal 2:20. 2Co 5:14-15. Pablo no confió en sí mismo, sino en Dios, que resucita a los muertos. 2Co 1:9. Evidentemente, Pablo fue hecho un ejemplo para todos los creyentes del mismo evangelio que él predicó.
Aunque a veces no podía ver muchos pasos adelante, Pablo sabía, por el Espíritu Santo, que le esperaban ataduras y aflicciones. Hch 20:23. Esta era su porción como ministro del evangelio. Sin embargo, fue a través de la debilidad en sus sufrimientos que Pablo pudo predicar eficazmente el evangelio de la gracia de Dios desde la base del testimonio. Hch 20:24.
Este es un punto crítico que debemos entender Dios no quiere que soportemos los sufrimientos de nuestra vida, y todas sus frustraciones, sólo para que confiemos en nosotros mismos. Más bien, en y a través de los sufrimientos de la vida, el evangelio de Su gracia se está haciendo real y eficaz en nuestras vidas mientras confiamos en Dios. Dios desea que el evangelio sea hecho verdad en nosotros, como lo fue en Pablo. De hecho, debemos ser una epístola viviente, “conocida y leída por todos los hombres”. 2Co 3: 2.
Estudio: 1 Corintios 4
2Co 10:10 Porque ellos dicen: “Sus cartas son severas (pesadas) y duras, pero la presencia física es poco impresionante, y la manera de hablar despreciable.”
2Ti 4:3 Porque vendrá tiempo cuando no soportarán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oídos, conforme a sus propios deseos, acumularán para sí maestros,
2Co 11:4 Porque si alguien viene y predica a otro Jesús, a quien no hemos predicado, o reciben un espíritu diferente, que no han recibido, o aceptan un evangelio distinto, que no han aceptado, bien lo toleran.
1Co 2:1-3 Por eso, cuando fui a ustedes, hermanos, proclamándoles el testimonio de Dios, no fui con superioridad de palabra o de sabiduría. (2) Porque nada me propuse saber entre ustedes excepto a Jesucristo, y Este crucificado. (3) Estuve entre ustedes con debilidad y con temor y mucho temblor,
Heb 9:14 ¿cuánto más la sangre de Cristo, quien por el Espíritu eterno El mismo se ofreció sin mancha a Dios, purificará nuestra conciencia de obras muertas para servir al Dios vivo?
2Co 13:4 Porque ciertamente El fue crucificado por debilidad, pero vive por el poder de Dios. Así también nosotros somos débiles en El, sin embargo, viviremos con El por el poder de Dios para con ustedes.
Gál 2:20 “Con Cristo he sido crucificado, y ya no soy yo el que vive, sino que Cristo vive en mí; y la vida que ahora vivo en la carne, la vivo por la fe en el Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.
2Co 5:14-15 Pues el amor de Cristo nos apremia (nos controla), habiendo llegado a esta conclusión: que Uno murió por todos, y por consiguiente, todos murieron. (15) Y por todos murió, para que los que viven, ya no vivan para sí, sino para Aquél que murió y resucitó por ellos.
2Co 1:9 De hecho, dentro de nosotros mismos ya teníamos la sentencia de muerte, a fin de que no confiáramos en nosotros mismos, sino en Dios que resucita a los muertos,
Hch 20:23-24 salvo que el Espíritu Santo solemnemente me da testimonio en cada ciudad, diciendo que me esperan cadenas y aflicciones. (24) “Pero en ninguna manera estimo mi vida como valiosa para mí mismo, a fin de poder terminar mi carrera y el ministerio que recibí del Señor Jesús, para dar testimonio solemnemente del evangelio de la gracia de Dios.
2Co 3:2 Ustedes son nuestra carta, escrita en nuestros corazones, conocida y leída por todos los hombres,