A lo largo de su ministerio, Pablo soportó muchas pruebas y frustraciones que aparecían para impedir su obra en el anuncio del evangelio. En su carta a los Corintios, Pablo contó que él había experimentado “muchos más trabajos, en muchas más cárceles, en azotes un sinnúmero de veces, con frecuencia en peligros de muerte. Cinco veces he recibido de los Judíos treinta y nueve azotes. Tres veces he sido golpeado con varas, una vez fui apedreado, tres veces naufragué, y he pasado una noche y un día en lo profundo. Con frecuencia en viajes, en peligros de ríos, peligros de salteadores, peligros de mis compatriotas, peligros de los Gentiles, peligros en la ciudad, peligros en el desierto, peligros en el mar, peligros entre falsos hermanos; en trabajos y fatigas, en muchas noches de desvelo, en hambre y sed, con frecuencia sin comida, en frío y desnudez. 2Co 11:23-27
Podríamos leer el testimonio de Pablo y concluir erróneamente que, dado el número de cosas que parecían ir mal, el ministerio de Pablo no fue muy exitoso. Nuestra mente racional también podría concluir erróneamente que las pruebas, frustraciones, y aflicciones que Pablo enfrentó a menudo obstaculizaron y frustraron su trabajo en el anuncio del evangelio. Sin embargo, lo opuesto era cierto. Fue a través de las pruebas y frustraciones que el evangelio fue efectivamente proclamado. Esto era porque, en la debilidad de Pablo, el poder de Cristo podía expresarse en y a través de él. 2Co 12:9. En la debilidad, Pablo no confiaba en las habilidades de su identidad; más bien, confiaba en Dios que lo fortalecía. Flp 4:13. Isa 40: 29-31.
Del mismo modo, a menudo podemos ver las circunstancias frustrantes de nuestra propia vida como un molesto obstáculo en nuestro trabajo como hijos de Dios. A menudo podemos creer que cuando nuestros sufrimientos terminen, nuestra vida volverá a una apariencia de normalidad. Más bien, cuando estamos en Cristo, el Padre está usando los sufrimientos y las frustraciones a lo largo de nuestra vida para tratar con nuestro orgullo, el cual presume que podemos alcanzar Su justicia a través de nuestras propias habilidades. Rom 8: 28. Jer 24: 5-7.
Estudio: 2 Corintios 6
2Co 11:23-27 ¿Son servidores de Cristo? (Hablo como si hubiera perdido el juicio) yo más. En muchos más trabajos, en muchas más cárceles, en azotes un sinnúmero de veces, con frecuencia en peligros de muerte. (24) Cinco veces he recibido de los Judíos treinta y nueve azotes . (25) Tres veces he sido golpeado con varas, una vez fui apedreado, tres veces naufragué, y he pasado una noche y un día en lo profundo. (26) Con frecuencia en viajes, en peligros de ríos, peligros de salteadores, peligros de mis compatriotas, peligros de los Gentiles, peligros en la ciudad, peligros en el desierto, peligros en el mar, peligros entre falsos hermanos; (27) en trabajos y fatigas, en muchas noches de desvelo, en hambre y sed, con frecuencia sin comida, en frío y desnudez.
2Co 12:9 Y El me ha dicho: “Te basta Mi gracia, pues Mi poder se perfecciona en la debilidad.” Por tanto, con muchísimo gusto me gloriaré más bien en mis debilidades, para que el poder de Cristo more en mí.
Flp 4:13 Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.
Isa 40:29-31 El da fuerzas al fatigado, Y al que no tiene fuerzas, aumenta el vigor. (30) Aun los mancebos se fatigan y se cansan, Y los jóvenes tropiezan y vacilan, (31) Pero los que esperan en el SEÑOR Renovarán sus fuerzas. Se remontarán con alas como las águilas, Correrán y no se cansarán, Caminarán y no se fatigarán.
Rom 8:28 Y sabemos que para los que aman a Dios, todas las cosas cooperan para bien, esto es, para los que son llamados conforme a Su propósito.
Jer 24:5-7 “Así dice el SEÑOR, Dios de Israel: ‘Como a estos higos buenos, así consideraré como buenos a los desterrados de Judá que Yo he echado de este lugar a la tierra de los Caldeos. (6) ‘Porque pondré Mis ojos sobre ellos para bien, y los traeré de nuevo a esta tierra; los edificaré y no los derribaré, los plantaré y no los arrancaré. (7) ‘Les daré un corazón para que Me conozcan, porque Yo soy el SEÑOR; y ellos serán Mi pueblo y Yo seré su Dios, pues volverán a Mí de todo corazón.