El discípulo Pedro nos da un ejemplo completo del impacto de la palabra como aguijón, luego como espada, y luego como clavo. En el primer caso, Pedro fue punzado por la palabra de Cristo, que confrontó la creencia de Pedro en la integridad de su propio corazón y su capacidad de amar de la misma manera que Dios. En respuesta a la palabra del Señor, “Adonde Yo voy, tú no Me puedes seguir ahora, pero Me seguirás después”, Pedro contestó: “yo daré mi vida por Ti.” Jua13:36-38. Jesús le dijo a Pedro que lo negaría tres veces antes de que el gallo cantara.
Cuando Pedro miró a Jesús a los ojos una vez que que su amor egocéntrico y su integridad religiosa habían fallado, comenzó a llorar. Él fue liberado de su propia justicia carnal al ser cortada de su corazón. Sabemos que esto sucedió, porque cuando Jesús lo encontró en la orilla de Galilea, confesó que era incapaz de amar con el amor ágape de Dios. Jua 21:15-16. Habiendo sido liberado de su integridad religiosa, la espada profética de la palabra estaba ahora haciendo más seguro el nombre que le correspondía a Pedro como hijo de Dios, es decir, el nombre de su filiación. En este sentido, Jesús le habló acerca de su trabajo como un “pastor” de Cristo.
Significativamente, Jesús también le habló a Pedro sobre la naturaleza de su muerte. Juan registró esta conversación entre Jesús y Pedro. Jesús le dijo: “cuando seas viejo extenderás las manos y otro te vestirá, y te llevará adonde no quieras”. Esto dijo, dando a entender la clase de muerte con que Pedro glorificaría a Dios. Y habiendo dicho esto, le dijo: “Sígueme”. Jua 21:18-19.
La palabra de Cristo era ahora un clavo que aseguraba a Pedro a la comunión de Su ofrenda y sufrimientos. A medida que Pedro continuó en esta comunión, él sería capaz de hacer las obras asociadas con su nombre. Es decir, él sería capaz de alimentar y cuidar las ovejas de Cristo velando por ellas en la iglesia. 1Pe. 5:1-2.
Estudio: Juan 21
Jua 13:36-38 “Señor, ¿adónde vas?” Le preguntó Simón Pedro. Jesús respondió: “Adonde Yo voy, tú no Me puedes seguir ahora, pero Me seguirás después.” (37) Pedro Le dijo: “Señor, ¿por qué no Te puedo seguir ahora mismo? ¡Yo daré mi vida por Ti!” (38) Jesús le respondió: “¿Tu vida darás por Mí? En verdad te digo, que no cantará el gallo sin que antes Me hayas negado tres veces.
Jua 21:15-16 Cuando acabaron de desayunar, Jesús dijo a Simón Pedro: “Simón, hijo de Juan, ¿Me amas más que éstos?” “Sí, Señor, Tú sabes que Te quiero,” Le contestó* Pedro. Jesús le dijo: “Apacienta Mis corderos.” (16) Volvió a decirle por segunda vez: “Simón, hijo de Juan, ¿Me amas?” “Sí, Señor, Tú sabes que Te quiero,” Le contestó Pedro. Jesús le dijo: “Pastorea Mis ovejas.”
1Pe 5:1-2 Por tanto, a los ancianos entre ustedes, exhorto yo, anciano como ellos y testigo de los padecimientos de Cristo, y también participante de la gloria que ha de ser revelada: (2) pastoreen el rebaño de Dios entre ustedes, velando por él, no por obligación, sino voluntariamente, como quiere Dios; no por la avaricia del dinero (no por ganancias deshonestas), sino con sincero deseo.