Las limitaciones de nuestra mortalidad
El sexto tipo de sufrimiento que experimentamos son las limitaciones de nuestra mortalidad. Para un cristiano, cada dolor que soportamos en nuestra labor de parto tiene un propósito. Estamos siendo ajustados y posicionados, a través del dolor de la muerte, para una mejor resurrección. A través de la resurrección naceremos de la creación natural al nuevo cielo y nueva tierra. La creación entera está atrapada en el dolor y el sufrimiento de este parto. Nosotros también tenemos una parte en el sufrimiento y dolor de parto por el que toda la creación está pasando en este momento. Su labor de parto está posicionándonos para que podamos salir del presente orden mortal de la creación a la gloriosa libertad de Dios y vivir, como corresponde a los hijos de Dios, libres de la mortalidad
El apóstol Pablo declaró que el Espíritu Santo, quién ha sido dado nosotros como las primicias de nuestra herencia, está también en labor de parto dentro de nosotros. Él convierte nuestro padecimiento y labor en una oración de intercesión. Es así como Él nos ayuda en nuestras debilidades. Hablando de Cristo, el profeta Isaías dijo que “en todas sus angustias, Él fue afligido y el ángel de Su presencia los salvó”. Luego continúa diciendo, “pero ellos se rebelaron y afligieron Su Santo Espíritu”. Notamos qué fue el Espíritu Santo quién fue descrito aquí como el ángel de Su presencia. Recordamos que fue el Espíritu Santo quién ministró la capacidad del Espíritu Eterno a Cristo en el Jardín de Getsemaní para poder soportar Su aflicción por nosotros. De la misma forma, el Espíritu Santo es el Mensajero de Cristo quien ha sido enviado para ayudarnos en nuestra angustia.
Estudio: Romanos 8
Referencias
Heb 11:35 Las mujeres recibieron a sus muertos mediante la resurrección. Otros fueron torturados, no aceptando su liberación a fin de obtener una mejor resurrección.
Rom 8:21-23, 26 de que la creación misma será también liberada de la esclavitud de la corrupción a la libertad de la gloria de los hijos de Dios. (22) Pues sabemos que la creación entera gime y sufre hasta ahora dolores de parto. (23) Y no sólo ella , sino que también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, aun nosotros mismos gemimos en nuestro interior, aguardando ansiosamente la adopción como hijos, la redención de nuestro cuerpo.(26) De la misma manera, también el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad. No sabemos orar como debiéramos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles.
Isa 63:9-10 En todas sus angustias El estuvo afligido, Y el ángel de Su presencia los salvó. En Su amor y en Su compasión los redimió, Los levantó y los sostuvo todos los días de antaño. (10) Pero ellos se rebelaron Y afligieron Su Santo Espíritu; Por lo cual El se convirtió en su enemigo Y peleó contra ellos.
Luc 23:43 Entonces Jesús le dijo: “En verdad te digo: hoy estarás conmigo en el paraíso.”
Heb 9:13-14 Porque si la sangre de los machos cabríos y de los toros, y la ceniza de la novilla, rociadas sobre los que se han contaminado, santifican para la purificación de la carne, (14) ¿cuánto más la sangre de Cristo, quien por el Espíritu eterno El mismo se ofreció sin mancha a Dios, purificará nuestra conciencia de obras muertas para servir al Dios vivo?