El ser viviente con el rostro semejante a un águila volando representa el ministerio del don de ascensión evangélico. Los evangelistas tienen un ministerio paternal con capacidad para establecer a cada creyente y cada hogar en el evangelio de filiación. La obra de la paternidad implica una intensa labor (de parto) para que Cristo se forme en el corazón de cada hijo de Dios que ha nacido del Espíritu. Como testimonio de esta dimensión del ministerio de Cristo, Pablo dijo a la iglesia de Corinto: “Porque aunque ustedes tengan innumerables maestros en Cristo, sin embargo no tienen muchos padres; pues en Cristo Jesús yo los engendré por medio del evangelio”.
A modo de ejemplo, uno de los siete diáconos nombrados por los doce apóstoles, fue llamado “Felipe el evangelista”. Felipe predicó el evangelio a grandes multitudes y su ministerio fue acompañado por milagros y dones de sanación. También evangelizó “de casa en casa”. Recordamos que él personalmente compartió el evangelio con el eunuco etíope. Los evangelistas pueden proclamar el evangelio en grandes reuniones públicas. Sin embargo, su trabajo principal en el presbiterio es nutrir y supervisar una administración de ancianos con capacidad para establecer plenamente a cada hogar en el evangelio de la filiación.
Junto con los apóstoles y evangelistas, a los ancianos se les ha dado el ministerio paternal el cual es capaz de nutrir y cuidar la naturaleza divina en cada casa. Este tipo de liderazgo de los ancianos promoverá la comunión de casa en casa. Los evangelistas y los ancianos equiparán, entrenarán y movilizarán a las familias evangelizadoras que sean capaces de trabajar y laborar en parto para ver a los hijos de hombres convertidos en hijos de Dios. Sabemos que el evangelio de la filiación debe proclamarse a todos los que moran en la tierra, a toda nación, tribu, lengua y pueblo. Los hogares que reciben gracia desde el rostro del águila estarán equipados para predicar el evangelio, y para ministrar sanidad y ayuda a amigos, familias, vecinos y compañeros de trabajo, desde sus casas.
Estudio: Hechos 8
Referencias
1Co 4:15 Porque aunque ustedes tengan innumerables maestros (tutores) en Cristo, sin embargo no tienen muchos padres; pues en Cristo Jesús yo los engendré por medio del evangelio.
Hch 21:8 Al día siguiente partimos y llegamos a Cesarea, y entrando en la casa de Felipe, el evangelista, que era uno de los siete (diáconos), nos quedamos con él.
Apo 14: 6 Después vi volar en medio del cielo a otro ángel que tenía un evangelio eterno para anunciarlo a los que moran en la tierra, y a toda nación, tribu, lengua, y pueblo,
Gal 4:19 Hijos míos, por quienes de nuevo sufro dolores de parto hasta que Cristo sea formado en ustedes,
Flp 1:8 Porque Dios me es testigo de cuánto los añoro a todos con el entrañable amor de Cristo Jesús.
Hch 2:42 Y se dedicaban continuamente a las enseñanzas de los apóstoles, a la comunión, al partimiento del pan y a la oración.