Es evidente que el ministerio de Pablo no se basó meramente en que Cristo hablara por medio de él. Si esto fuera así, su ministerio no habría sido diferente del modo de ministerio de muchos en Corinto. Era una iglesia que Pablo describió como carente de ningún don. Sin embargo, la carnalidad endémica y la prevalencia de actividades pecaminosas de aquellos en la congregación, demostraron lo inadecuado de un ministerio que se basaba únicamente en el ejercicio de dones espirituales.
Pablo les explicó a los Corintios que les estaba hablando en Cristo. Esto contrasta con Cristo hablando a través de él. En el modo de operación de Pablo, él se acercaba a ellos en la debilidad. El tenía la expectativa de ser humillado y maltratado por algunos de ellos. De esta manera, él se unía a la ofrenda y a los padecimientos de Cristo y ministraba en debilidad como lo había hecho Cristo. Como parte de esta comunión en la ofrenda de Cristo, Pablo se comprometió a hacer duelo y sufrir los dolores de parto por los muchos que habían pecado. Este duelo y labor de parto era a su vez la labor de parto ‘del Espíritu’ a la cual Pablo se unía a medida que mantenía su participación en la reunión de oración del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.
El ministerio de Pablo se hizo efectivo para los Corintios, ya que fue humillado entre ellos y maltratado por algunos de los mismos. Este maltrato se convirtió en parte de su labor de padecimiento en el Espíritu, por ellos. La labor de parto de Pablo fue parte de su participación en la comunión de los padecimientos de Cristo, por la cual se hizo débil. A medida que sufría por causa del maltrato, Pablo estaba muriendo con Cristo por aquellos que estaban luchando en su pecado y rebelión. Para aquellos que recibieron el ministerio de Pablo cuando les habló en la debilidad de Cristo, el poder de Dios se hizo efectivo en ellos y les trajo liberación. Pablo, también, recibió personalmente la vida de Cristo que lo sostenía mientras participaba en la muerte y en la vida del Señor Jesucristo.
Estudio: 2 Corintios 4
Referencias
1Co 1:4-7 Siempre doy gracias a mi Dios por ustedes, por la gracia de Dios que les fue dada en Cristo Jesús. (5) Porque en todo ustedes fueron enriquecidos en El, en toda palabra y en todo conocimiento, (6) así como el testimonio acerca de Cristo (el Mesías) fue confirmado en ustedes; (7) de manera que nada les falta en ningún don, esperando ansiosamente la revelación de nuestro Señor Jesucristo.
Rom 8:26 De la misma manera, también el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad. No sabemos orar como debiéramos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles.
2Co 13:2-4 Dije previamente, cuando estuve presente la segunda vez, y aunque ahora estoy ausente, lo digo de antemano a los que pecaron anteriormente y también a todos los demás, que si voy otra vez no seré indulgente, (3) puesto que ustedes buscan una prueba del Cristo que habla en mí. El cual no es débil para con ustedes, sino poderoso en ustedes. (4) Porque ciertamente El fue crucificado por debilidad, pero vive por el poder de Dios. Así también nosotros somos débiles en El, sin embargo, viviremos con El por el poder de Dios para con ustedes.
Col 1:24 Ahora me alegro de mis sufrimientos por ustedes, y en mi carne, completando lo que falta de las aflicciones de Cristo, hago mi parte por Su cuerpo, que es la iglesia.
Gal 4:19 Hijos míos, por quienes de nuevo sufro dolores de parto hasta que Cristo sea formado en ustedes,