En su carta a los Gálatas, Pablo describió su ministerio como una “labor de parto” a través de la cual Cristo se estaba formando en ellos. Esto también fue cierto para la iglesia de Corinto. La prueba de que Cristo estaba hablando a los Corintos a través de él se encontraba en el efecto de su ministerio sobre la vida de los oyentes que lo recibieron junto con sus enseñanzas. No era solo su capacidad de ejercer dones espirituales entre ellos. El modo de vida de Pablo entre ellos demostró que había sido enviado a ellos como un padre en Cristo Jesús, y que los había engendrado a través de este proceso de parto mientras les predicaba la palabra de Dios.
Desafiando a la congregación Corintia, Pablo dijo que si afirmaban que habían nacido de Dios y que Cristo también vivía dentro de sus corazones, debían vivir y ministrar de la misma manera en que él lo hacía. Él escribió: “Pónganse a prueba para ver si están en la fe. Examínense a sí mismos. ¿O no se reconocen a ustedes mismos de que Jesucristo está en ustedes, a menos de que en verdad no pasen la prueba? Pero espero que reconocerán que nosotros no estamos reprobados”.
Pablo le pidió a toda la congregación Corintia que viviera por la misma fe y modo que él había recibido de Cristo. Esto era para que Cristo pudiera hablar y ministrar a través de ellos y dirigir el poder de Dios hacia los demás. Quería que entendieran el verdadero secreto del ministerio: a medida que Cristo ministraba el poder de Dios a otros a través de ellos, de igual manera ellos también serían sostenidos en su debilidad y podrían ministrar como hijos de Dios y como miembros del cuerpo de Cristo. Esto debería ser cierto para todo cristiano. Sólo cuando vivimos de esta manera pasamos la prueba que demuestra que Cristo vive en nosotros como hijos de Dios y que estamos en Cristo, ministrando como miembros de Su cuerpo.
Estudio: 2 Corintios 13
Referencias
Gal 4:19 Hijos míos, por quienes de nuevo sufro dolores de parto hasta que Cristo sea formado en ustedes,
2Co 13:5-6 Pónganse a prueba para ver si están en la fe. Examínense a sí mismos. ¿O no se reconocen a ustedes mismos de que Jesucristo está en ustedes, a menos de que en verdad no pasen la prueba? (6) Pero espero que reconocerán que nosotros no estamos reprobados.
Flp 3:10-11 y conocerlo a El, el poder de Su resurrección y la participación en Sus padecimientos, llegando a ser como El en Su muerte, (11) a fin de llegar a la resurrección de entre los muertos.
1Pe 4:1-2 Por tanto, puesto que Cristo ha padecido en la carne, ármense también ustedes con el mismo propósito, pues quien ha padecido en la carne ha terminado con el pecado, (2) para vivir el tiempo que le queda en la carne, ya no para las pasiones humanas, sino para la voluntad de Dios.
1Pe 1:3 Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, quien según Su gran misericordia, nos ha hecho nacer de nuevo a una esperanza viva, mediante la resurrección de Jesucristo de entre los muertos,