La carta de Pablo a los Efesios revela que el contexto del primer amor es los lugares celestiales, y que las obras del principio son las obras de filiación que debemos hacer en Cristo. ¿Dónde, entonces, son los lugares celestiales? La respuesta es simple. Los lugares celestiales es donde tenemos comunión con el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo y con otros hijos de Dios.
Vivir en esta comunión sólo es posible para una persona que ha nacido del Espíritu y se ha unido a la ofrenda de Cristo a través del bautismo en Su nombre. La ofrenda es la forma de vida en los lugares celestiales. Es la expresión de amor que es “de Dios”. Esta forma de vida es “celestial”. No puede ser entendida, o lograda, a través de los caídos esfuerzos humanos o carnales. Esto significa que, para vivir en el primer amor, una persona debe unirse a un proceso mediante el cual sus tendencias caídas, lo cual Pablo identificó como la operación de la ‘otra ley’ dentro de la persona, son eliminadas de su vida.
Vivir en el primer amor tiene implicaciones sobre cómo un hijo de Dios vive y se relaciona personalmente, dentro de un hogar cristiano y como miembro en particular de la entidad corporativa de Cristo, Su cuerpo. De igual manera, y necesariamente, implica la oración en el lugar secreto, la vida piadosa (es decir, la vida que es agradable ante los ojos de Dios) dentro de las familias y la comunión juntos en la mesa del Señor.
La clave para comprender el primer amor es considerar cómo nos reunimos en la comunión. Esto en primer lugar se relaciona con la forma en que participamos juntos como congregación de creyentes en la mesa de comunión, y luego cómo nos presentamos para tener comunión en nuestras familias y ministramos la vida de Dios como miembros del cuerpo de Cristo. El primer amor es la base esencial para todos los aspectos de la vida cristiana. Una persona espiritual que está motivada por el primer amor puede juzgar todas las cosas; sin embargo, nadie los juzga según la carne.
Estudio: Efesios 2
Referencias
Efe 2:4-6 Pero Dios, que es rico en misericordia, por causa del gran amor con que nos amó, (5) aun cuando estábamos muertos en (a causa de) nuestros delitos, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia ustedes han sido salvados), (6) y con El nos resucitó y con El nos sentó en los lugares celestiales en Cristo Jesús,
Efe 1:3 Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo.
Rom 7:22-23 Porque en el hombre interior me deleito con la Ley de Dios, (23) pero veo otra ley en los miembros de mi cuerpo que hace guerra contra la ley de mi mente, y me hace prisionero de la ley del pecado que está en mis miembros.
Jud 1:12 Estos son escollos ocultos (manchas ocultas) en los ágapes de ustedes (fiestas espirituales de amor), cuando banquetean con ustedes sin temor, apacentándose (cuidándose) a sí mismos. Son nubes sin agua llevadas por los vientos, árboles de otoño sin fruto, dos veces muertos y desarraigados.
1Co 2:15 En cambio, el que es espiritual juzga todas las cosas; pero él no es juzgado por nadie.