Una persona ejerce su talento como hijo de Dios según la autoridad de la mina. En este sentido, notamos la enseñanza de Pablo, quien explicó que la fe otorga a una persona el acceso a la gracia de Dios, en la cual un creyente permanece y se regocija con la esperanza de la gloria de Dios. Esta es la esperanza de recibir su herencia completa como un hijo de Dios.
Aprendemos de Pablo que los dones y el llamado de Dios son dados sin arrepentimiento. Sin embargo, esto no significa que, una vez que una persona ha recibido un don de Cristo, su salvación o filiación está asegurada. Jesús estaba haciendo este punto cuando dijo a sus discípulos: “Muchos Me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en Tu nombre, y en Tu nombre echamos fuera demonios, y en Tu nombre hicimos muchos milagros? Entonces les declararé: ‘Jamás los conocí; APARTENSE DE MI, LOS QUE PRÁCTICAN LA INIQUIDAD’ “.
Evidentemente, el don de Cristo puede usarse para avanzar la proyección del ministerio o la imaginación que una persona tiene de sí misma. Esto está en conflicto con su llamado como hijo de Dios, y significa que sus esfuerzos ministeriales no son una expresión de su filiación santificada. Cristo no conocía a estos, porque el ejercicio de su talento no estaba de acuerdo con la santificación de su nombre, por la fe. A través de la santificación, una persona y su don deberían ser lo mismo. Ellos mismos deberían ser el don.
A medida que un creyente participa en la ofrenda de Cristo como miembro de Su cuerpo, ellos también están multiplicando la gracia a la que ahora tienen acceso en su vida como hijos de Dios. Jesús enseñó que su recompensa en los nuevos cielos y la nueva tierra, depende de la medida en la que multiplican los talentos que recibieron en esta era.
Estudio: Efesios 3
Referencias
Rom 5:1-2 Por tanto, habiendo sido justificados por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo, (2) por medio de quien también hemos obtenido entrada por la fe a esta gracia en la cual estamos firmes, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios.
Rom 11:29 Porque los dones y el llamamiento de Dios son irrevocables.
Mat 7:22-23 “Muchos Me dirán en aquel día: ‘Señor, Señor, ¿no profetizamos en Tu nombre, y en Tu nombre echamos fuera demonios, y en Tu nombre hicimos muchos milagros?’ (23) “Entonces les declararé: ‘Jamás los conocí; APARTENSE DE MI, LOS QUE PRACTICAN LA INIQUIDAD.’
Mat 25:20-21 “Y llegando el que había recibido los cinco talentos, trajo otros cinco talentos, diciendo: ‘Señor, usted me entregó cinco talentos; mire, he ganado otros cinco talentos.’ (21) “Su señor le dijo: ‘Bien, siervo bueno y fiel; en lo poco fuiste fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor.’
1Co 15:10 Pero por la gracia de Dios soy lo que soy, y Su gracia para conmigo no resultó vana. Antes bien he trabajado mucho más que todos ellos, aunque no yo, sino la gracia de Dios en mí.