Las misericordias de Dios han abierto la puerta de recuperación para que la humanidad regrese a la predestinación de la filiación que Él ha planeado para ellos. Dios, en misericordia, ha hecho un nuevo pacto con nosotros, a través de Cristo, por el cual podemos ser recuperados a nuestra filiación. Este pacto nos involucra una participación diaria en las ofrendas y sufrimientos de Cristo. Jeremías declaró que las misericordias del Señor se renuevan para nosotros todas las mañanas. Por esta razón nos regocijamos, y podemos cantar sobre las misericordias del Señor para siempre. Al igual que el salmista, declaramos: “Con mi boca daré a conocer Tu fidelidad a todas las generaciones. Porque dije: “Para siempre será edificada la misericordia; En los cielos mismos establecerás Tu fidelidad” Una persona que conoce las misericordias del Señor de esta manera, no puede evitar ofrecer el sacrificio de la alabanza.
Es con esta comprensión de la verdadera adoración que nos reunimos para la comunión cada semana. El cuerpo y la sangre de Cristo son el fruto del árbol de la vida para aquellos que reciben, creen y obedecen al Señor cuando viene a nuestro encuentro. A medida que comemos el pan y bebemos el vino en esta fe, todo lo que Su cuerpo y Su sangre representan, se vuelve sustancial dentro de nosotros. Esto incluye nuestra comunión contínua con el Señor y entre nosotros durante toda la semana; recibir fe para participar en los sufrimientos de Cristo; recibir, vivir y ministrar la vida de Cristo como miembro en particular del cuerpo de Cristo; y madurar como hijos de Dios. Aquellos que comulgan de esta manera están viviendo en el primer amor. Los lugares celestiales, que es el paraíso de Dios, es su lugar permanente.
Estudio: Salmo 33
Referencias
Lam 3:22-23 Que las misericordias del SEÑOR jamás terminan, Pues nunca fallan Sus bondades; (23) Son nuevas cada mañana; ¡Grande es Tu fidelidad!
Sal 89:1-2 Masquil de Etán el Ezraíta. Por siempre cantaré de las misericordias del SEÑOR; Con mi boca daré a conocer Tu fidelidad a todas las generaciones. (2) Porque dije: “Para siempre será edificada la misericordia; En los cielos mismos establecerás Tu fidelidad.”
Heb 13:15 Por tanto, ofrezcamos continuamente mediante El, sacrificio de alabanza a Dios, es decir, el fruto de labios que confiesan (alaban) Su nombre.
Apo 2:7 “El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al vencedor le daré a comer del árbol de la vida, que está en el paraíso de Dios.”
Mar 14:22-24 Mientras comían, tomó pan, y habiéndolo bendecido lo partió, se lo dio a ellos, y dijo: “Tomen, esto es Mi cuerpo.” (23) Y tomando una copa, después de dar gracias, se la dio a ellos, y todos bebieron de ella. (24) Y les dijo: “Esto es Mi sangre del nuevo pacto, que es derramada por muchos.
Tit 3:5 El nos salvó, no por las obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino conforme a Su misericordia, por medio del lavamiento de la regeneración y la renovación por el Espíritu Santo,