El apóstol Pablo le recordó a los tesalonicenses: “no apaguen el Espíritu [de adopción]”. Sus instrucciones en este capítulo, resaltan la cultura de alguien motivado por un espíritu de adopción. Deben proseguir sin desfallecer, entre aquellos que cuidan sus almas, para que escuchen el llamado de su nombre y la descripción de sus obras. Este mismo tema se comunica en la carta de Pablo a Filemón. Nuestra santificación es la voluntad de Dios para nuestras vidas. Esto significa que, en un espíritu de adopción, estaremos motivados cada día, para entregarnos a la comunión en orden de conocer y ser conocidos por Dios y nuestros hermanos. En esta comunión, nuestra santificación queda clara para nosotros. Podemos escuchar la palabra que nos da una comprensión de quiénes somos y las obras de filiación que debemos hacer. Ahora podemos ver que es importante que sigamos prestando atención al Espíritu Santo, ya que Él nos ayuda con un espíritu de fe, a avanzar en nuestra filiación y tomar el reino.
Las Escrituras se refieren a otra instancia del clamor, “¡Abba Padre!” Este clamor no viene de nosotros, sino del Espíritu del Hijo que está en nosotros. Una persona nace de lo alto cuando recibe la semilla incorruptible de Dios. Entonces el Padre envía el Espíritu del Hijo para habitar en su corazón. El Hijo se regocija al estar con Sus hermanos, y continúa clamando: “¡Abba Padre!” dentro del hijo de Dios que ha nacido de nuevo. Él está adorando al Padre dentro de nosotros, y testifica que Dios es el Padre de nuestro espíritu. El Espíritu del Hijo se regocija con nosotros, mientras seguimos adelante con acción de gracias, para heredar la plenitud de nuestra filiación.
Estudio: Filipenses 3
Referencias
1Ts 5:19-20 No apaguen el Espíritu. (20) No desprecien las profecías (los dones de profecías).
Flm 1:4-6 Doy gracias a mi Dios siempre, haciendo mención de ti en mis oraciones, (5) porque oigo de tu amor y de la fe que tienes hacia el Señor Jesús y hacia todos los santos. (6) Ruego que la comunión (participación) de tu fe llegue a ser eficaz por el conocimiento de todo lo bueno que hay en ustedes mediante Cristo (el Mesías).
1Ts 4:3 Porque ésta es la voluntad de Dios: su santificación; es decir, que se abstengan de inmoralidad sexual.
Rom 12:1-2 Por tanto, hermanos, les ruego por las misericordias de Dios que presenten sus cuerpos como sacrificio vivo y santo, aceptable (agradable) a Dios, que es el culto racional de ustedes. (2) Y no se adapten (no se conformen) a este mundo, sino transfórmense mediante la renovación de su mente, para que verifiquen cuál es la voluntad de Dios: lo que es bueno y aceptable (agradable) y perfecto.
Gál 4:6 Y porque ustedes son hijos, Dios ha enviado el Espíritu de Su Hijo a nuestros corazones, clamando: “¡Abba! ¡Padre!”