Cuando Adán y Eva comieron del árbol del conocimiento del bien y del mal, buscaban una fuente de vida alternativa a la palabra de Dios. Querían ser como Dios, juzgar el bien y el mal, y definir su propio destino. Sin embargo, el conocimiento adquirido se convirtió en una ley contraria dentro de ellos, solo convenciéndolos de que los deseos egoístas de su carne eran ‘buenos’. Esta motivación carnal los desconectó de Dios, que es Espíritu, y corrompió su capacidad de verse a sí mismos, a los demás y al mundo que les rodea, según la luz de la Palabra de Dios.
Leemos en el libro de Génesis que, después de que Adán y Eva fueron expulsados del jardín del Edén, “Eva concibió y dio a luz a Caín, diciendo: “He adquirido varón con la ayuda del SEÑOR.” Poco después, ella dio a luz a su hermano Abel. Como resultado de la caída, Caín y Abel nacieron con la ‘otra’ ley trabajando en sus corazones, motivándolos a perseguir los deseos de su carne. Esto es verdad para cada persona nacida después de la caída.
Abel era un pastor de ovejas, pero Caín, como su padre Adán, era un cultivador de la tierra. Sucedió a lo largo del tiempo que Caín trajo una ofrenda del fruto de la tierra al Señor. Abel, por su parte, también trajo de los primogénitos de su rebaño y de sus porciones de grasa. La ofrenda es el medio por el cual una persona se encuentra con Dios, prueba Su voluntad y recibe instrucción sobre su nombre predestinado. El apóstol Pablo le dijo a los Corintios que la obra de cada hombre se revela en la ofrenda. Cuando hacemos ofrendas, invitamos al Señor a que nos hable. Su palabra nos invita a entrar en comunión para que podamos ser discípulos y vivir de acuerdo con Su voluntad.
Referencias Estudio: Génesis 4
Rom 12:1 Por tanto, hermanos, les ruego por las misericordias de Dios que presenten sus cuerpos como sacrificio vivo y santo, aceptable (agradable) a Dios, que es el culto racional de ustedes.
Mal 3:10 “Traigan todo el diezmo al alfolí, para que haya alimento en Mi casa; y pónganme ahora a prueba en esto;” dice el SEÑOR de los ejércitos “si no les abro las ventanas de los cielos, y derramo para ustedes bendición hasta que sobreabunde.
1Co 3:12-13 Ahora bien, si sobre este fundamento alguien edifica con oro, plata, piedras preciosas, madera, heno, paja, (13) la obra de cada uno se hará evidente; porque el día la dará a conocer, pues con fuego será revelada. El fuego mismo probará la calidad de la obra de cada uno.
Zac 13:9 Y meteré la tercera parte en el fuego, Los refinaré como se refina la plata, Y los probaré como se prueba el oro. Invocarán Mi nombre, Y Yo les responderé; Diré: ‘Ellos son Mi pueblo,’ Y ellos dirán: ‘El SEÑOR es mi Dios.'”
1Pe 1:6-7 En lo cual ustedes se regocijan grandemente, aunque ahora, por un poco de tiempo si es necesario, sean afligidos con diversas pruebas (tentaciones), (7) para que la prueba de la fe de ustedes, más preciosa que el oro que perece, aunque probado por fuego, sea hallada que resulta en alabanza, gloria y honor en la revelación de Jesucristo.