Ahora que hemos conocido a Cristo y le hemos creído, estamos caminando con Él a través de la vida, y estamos creciendo en madurez como un hijo de Dios. Cada situación y cada circunstancia se convierten en una oportunidad en la que la vida, el poder y la vida de resurrección de Cristo están operando dentro de nosotros, permitiéndonos demostrar la vida de resurrección en todas las situaciones. Cristo puede ser glorificado en nuestras vidas diariamente.
Ahora que estamos en Cristo, Dios, por medio del Espíritu Santo, se ha encargado de los acontecimientos que tienen lugar en nuestras vidas. Él hace que todas las cosas – lo bueno y lo malo, el éxito y el fracaso, la salud y la enfermedad – cooperen juntas para nuestro bien. En todas estas cosas, podemos ser más que vencedores a través de la fe. Rom 8:37.
La fe para un Cristiano no es un tipo de auto-afirmación positiva y optimista con la que finalmente “alcanzamos el triunfo”. Más bien, la fe es nuestra confianza en Dios que Él tiene el control de nuestra vida. Él está ordenando nuestra vida para que aprendamos lo que es la virtud, y cómo vivir como hijo de Dios tanto en medio de nuestras dificultades como en la prosperidad. Flp 4:12. Simplemente vivimos como hijos de Dios en todas las circunstancias de la vida.
Dios pone estas cosas – prosperidad y sufrimiento – una en contra de la otra en nuestras vidas para que no confiemos en nosotros mismos, sino en Dios que resucita a los muertos. Él nos ha librado, y nos librará, de “tan gran peligro de muerte”. 2Co 1: 9-10. A medida que vivimos de esta manera, Cristo es glorificado en nuestras vidas.
Cada vez que las circunstancias parecen insuperables, podemos orar y dar gracias al Señor, y luego pedirle que nos ayude a caminar a través de la prueba de la manera que Él ha planeado para nosotros. Las circunstancias entonces se vuelven insignificantes, y nuestro enfoque se desplaza hacia las obras de fe que el Señor nos ha llamado a hacer en Cristo. Él nos da Su gracia, que es la vida de resurrección que Él ha puesto dentro de nuestros corazones.
Estudio: 2 Corintios 1
Rom 8:37 Pero en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de Aquél que nos amó.
Flp 4:12 Sé vivir en pobreza (vivir humildemente), y sé vivir en prosperidad. En todo y por todo he aprendido el secreto tanto de estar saciado como de tener hambre, de tener abundancia como de sufrir necesidad.
2Co 1:9-10 De hecho, dentro de nosotros mismos ya teníamos la sentencia de muerte, a fin de que no confiáramos en nosotros mismos, sino en Dios que resucita a los muertos, (10) el cual nos libró de tan gran peligro de muerte y nos librará, y en quien hemos puesto nuestra esperanza de que El aún nos ha de librar.