El apóstol Pablo declaró que “no hay condenación para los que están en Cristo Jesús”. Rom 8:1. ¿Por qué? Primero, en obediencia al Padre, Jesús tomó nuestra condenación sobre Sí mismo como una ofrenda por el pecado. 2Co 5:21. Luc 22:42. Por medio de Su muerte, Él cargó el juicio completo y la pena de la Ley que está asociada con nuestro pecado. Una vez que murió, la Ley ya no tenía dominio sobre Él. En otras palabras, habiendo muerto, ya no Estaba siendo juzgado por la Ley. Rom 7:1.
En segundo lugar, Cristo quitó la Ley del camino. Él hizo esto para que no nos relacionáramos más con la Ley de la misma manera que el Antiguo Pacto demandaba. La Ley es un obstáculo para nosotros debido al egocentrismo de nuestro corazón. Nos juzga porque somos incapaces de obedecer sus mandamientos. Cristo quitó la Ley, y la clavó en la Cruz. Col 2:13-14. Ahora, en Cristo, la Ley ya no es nuestro punto de referencia para la vida.
Cuando somos bautizados en la muerte de Cristo, somos liberados de la condenación asociada con nuestro pecado. Esto es porque, en Él, dejamos de tratar de guardar la Ley de Dios desde la base de nuestra propia justicia propia. En cambio, vivimos por la ley del Espíritu de vida. Rom 8:2. El Espíritu Santo nos une en un solo Espíritu con el Señor. 1Co 6:17.
En la comunión de la ofrenda y la circuncisión de Cristo, la otra ley es progresivamente removida de nosotros y estamos cesando del pecado. Como escribió el apóstol Pedro, “Por tanto, puesto que Cristo ha padecido en la carne, ármense también ustedes con el mismo propósito, pues quien ha padecido en la carne ha terminado con el pecado, para vivir el tiempo que le queda en la carne, ya no para las pasiones humanas, sino para la voluntad de Dios” 1Pe 4:1-2.
Estudio: Romanos 8
Rom 8:1 Por tanto, ahora no hay condenación para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne sino conforme al Espíritu.
2Co 5:21 (RV) Al que no conoció pecado, hizo pecado por nosotros, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él.
Luc 22:42 diciendo: “Padre, si es Tu voluntad, aparta de Mí esta copa; pero no se haga Mi voluntad, sino la Tuya.”
Rom 7:1 ¿Acaso ignoran, hermanos, (pues hablo a los que conocen la ley), que la ley tiene jurisdicción sobre una persona mientras vive?
Col 2:13-14 Y cuando ustedes estaban muertos en (por causa de) sus delitos y en la incircuncisión de su carne, Dios les dio vida juntamente con Cristo, habiéndonos perdonado todos los delitos, (14) habiendo cancelado el documento de deuda que consistía en decretos contra nosotros y que nos era adverso, y lo ha quitado de en medio, clavándolo en la cruz.
Rom 8:2 Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús te ha libertado de la ley del pecado y de la muerte.
1Co 6:17 Pero el que se une al Señor, es un espíritu con El .
1Pe 4:1-2 Por tanto, puesto que Cristo ha padecido en la carne, ármense también ustedes con el mismo propósito, pues quien ha padecido en la carne ha terminado con el pecado, (2) para vivir el tiempo que le queda en la carne, ya no para las pasiones humanas, sino para la voluntad de Dios.