Cuando Pedro fue iluminado por los ojos de Cristo, empezó a llorar de tristeza piadosa porque estaba lamentando la pérdida de su filiación. Es mejor para nosotros mirar a Cristo y ver el horror de nuestro corazón inicuo, que vivir en la agitación de ser incapaces de hacer lo que deseamos como cristianos; permanecer en Cristo.
A pesar de su celo egocéntrico, Pedro recibió la palabra de Dios y creyó el mensaje de la filiación que Jesús proclamó durante Su ministerio terrenal. Jua 6:68. Él creía que, en Cristo, los hijos de los hombres podían convertirse en la justicia de Dios. 2Co 5: 21. En la última cena, Jesús elogió a Pedro por recibir esta palabra. Él dijo: “Ustedes ya están limpios por la palabra que les he hablado” Jua 13:13. Jua 15:3. Cuando la última cena concluía, Jesús proclamó, “Adonde Yo voy, tú no Me puedes seguir ahora [hablando de su inminente ofrecimiento y muerte], pero Me seguirás después;” Jua 13:36. Jesús estaba señalando que cada discípulo necesitaría unirse a la comunión de Su ofrenda. Con gran celo, Pedro Le dijo: “Señor, ¿por qué no Te puedo seguir ahora mismo?” Jua 13:37. Pedro no entendía que la muerte de Jesús abriría un camino nuevo y vivo de salvación.
La lección que aprendemos del celo impulsivo de Pedro es que la iniquidad en nuestro corazón nos hará tratar de verificar las palabras de Jesús con egocentrismo. Sin embargo, la justicia de Dios es revelada de fe para fe mientras esperamos en la ofrenda de Cristo. Rom 1:17. Este es el contexto donde nuestra identidad es progresivamente restaurada de los daños y la corrupción causada por la iniquidad. Este proceso comienza una vez que una persona nace de nuevo y se une a la muerte de Cristo y la vida por el bautismo y continúa por la duración de su tiempo en la tierra. 1jn 3:2. A medida que la sangre de Cristo y el agua de la palabra limpian nuestro corazón, dejamos de caminar de acuerdo la carne. En cambio, nuestra participación en la ofrenda de Cristo nos capacita para vivir por la fe y para caminar por el Espíritu.
Estudio: Romanos 4
Jua 6:68 Simón Pedro Le respondió: “Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna.
2Co 5:21 Al que no conoció pecado, Lo hizo pecado por nosotros, para que fuéramos hechos justicia de Dios en El.2Co 5:21 Al que no conoció pecado, Lo hizo pecado por nosotros, para que fuéramos hechos justicia de Dios en El.
Jua 13:13 “Ustedes Me llaman Maestro y Señor; y tienen razón, porque Lo soy.
Jua 15:3 “Ustedes ya están limpios por la palabra que les he hablado.
Jua 13:36-37 “Señor, ¿adónde vas?” Le preguntó Simón Pedro. Jesús respondió: “Adonde yo voy, tú no Me puedes seguir ahora, pero Me seguirás después.”(37) Pedro Le dijo: “Señor, ¿por qué no Te puedo seguir ahora mismo? ¡Yo daré mi vida por Ti!”
Rom 1:16-17 Porque no me avergüenzo del evangelio, pues es el poder de Dios para la salvación de todo el que cree, del Judío primeramente y también del Griego. (17) Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está escrito: MAS EL JUSTO POR LA FE VIVIRA.
1Jn 3:2 Amados, ahora somos hijos de Dios y aún no se ha manifestado lo que habremos de ser. Pero sabemos que cuando Cristo se manifieste, seremos semejantes a El, porque Lo veremos como El es.