En Su cuarta herida, Jesucristo abarcó el sufrimiento de nuestra humanidad común. “Nuestra humanidad común” es otra forma de decir, “los aspectos ordinarios en común de todo ser humano u hombre natural”. La cuarta herida fue administrada cuando Jesús fue azotado con el látigo conocido como gato de nueve colas bajo orden de Poncio Pilato. Esta flagelación llevó a Jesús al punto de la muerte, ya que arrancó la carne de Su cuerpo y causó que Su sangre fluyera de múltiples heridas. Las heridas de estos azotes también se conocen como “llagas”. Este sufrimiento ministra para nosotros la sanación para nuestro espíritu, u hombre interno. El profeta Isaías declaró: “Él fue herido por nuestras transgresiones, molido por nuestras iniquidades. El castigo por nuestra paz cayó sobre Él, y por sus heridas somos sanados.” Isa 53:5. 1Pe 2:24.
El sufrimiento de nuestra humanidad común viene sobre todas las personas, sean o no hijos de Dios. El apóstol Pablo lo describió de esta manera: “No les ha sobrevenido ninguna tentación que no sea común a los hombres”. 1Co 10:13. Por ejemplo, todos heredamos genes de nuestros padres, dándonos habilidades físicas, debilidades y tipos de personalidad. Esta herencia genética es natural – un aspecto del hombre natural – pero está sujeta a la Caída y, por lo tanto, está afectada por el pecado. Es imperfecta. El derramamiento de la sangre de Jesús en Su cuarta herida fue para la sanación de estas imperfecciones para que no nos impidan hacer las obras de nuestra filiación.
Cuando hablamos de “sanación”, nos estamos refiriendo a la sanación de nuestro espíritu. Nuestro espíritu es nuestra identidad – la esencia de nuestro ser. En la comunión de la ofrenda de Cristo, podemos ser sanados en nuestro espíritu, u “hombre interno”, y convertirnos en fructíferos hijos de Dios. Es la voluntad de Dios que cada persona sea regenerada en su hombre interior para que pueda ejercitar sus habilidades, y así poder ejercer los talentos que Él les ha dado. Jua 15:16.
Estudio: 1 Pedro 2
Isa 53:5 Pero El fue herido (traspasado) por nuestras transgresiones, Molido por nuestras iniquidades. El castigo, por nuestra paz, cayó sobre El, Y por Sus heridas (llagas) hemos sido sanados.
1Pe 2:24 El mismo llevó (cargó) nuestros pecados en Su cuerpo sobre la cruz, a fin de que muramos al pecado y vivamos a la justicia, porque por Sus heridas fueron ustedes sanados.
1Co 10:13 No les ha sobrevenido ninguna tentación que no sea común a los hombres. Fiel es Dios, que no permitirá que ustedes sean tentados más allá de lo que pueden soportar, sino que con la tentación proveerá también la vía de escape, a fin de que puedan resistirla.
Jua 15:16 “Ustedes no me escogieron a Mí, sino que Yo los escogí a ustedes, y los designé para que vayan y den fruto, y que su fruto permanezca; para que todo lo que pidan al Padre en Mi nombre se lo conceda.