Las espinas y cardos son las frustraciones y los eventos de sufrimiento de la vida que Dios permite que ocurran para tratar con nuestro orgullo y nuestras proyecciones. Pueden ser situaciones y circunstancias que impiden el logro exitoso de nuestros propios resultados egocéntricos, que no son más que los trapos sucios de nuestra propia justicia. Isa 64:6. Es la arrogancia (orgullo) jactanciosa de la vida lo que impulsa la ambiciosa y miope búsqueda de lo que percibimos como nuestro éxito. 1jn 2:16.
En su orgullo, Adán y Eva trataron de hacer un nombre por sí mismos al comer el fruto del conocimiento del bien y del mal. Gen 3:6. De la misma manera, los ciudadanos de Babel deseaban construir una ciudad y una torre, y hacerse un nombre famoso para que no fueran dispersados. Gén 11:4. Por lo tanto, podemos ver que el fundamento de la agenda cuando hacemos un nombre para nosotros mismos es cubrir la vergüenza de nuestra desnudez con una proyección.
Una proyección es una imagen autodefinida e idólatra de nosotros mismos a la que atribuimos valor. Entonces, con entusiasmo, obligamos a otros a adorar esta imagen con nosotros. Proyectamos esta imagen debido a la vergüenza de nuestra desnudez – nuestra desnudez es la desconexión de nuestro nombre definido por Dios y, por lo tanto, la ausencia de las vestiduras de Su justicia. Su justicia se conforma por las obras que provienen del hacer Su voluntad. Sal 132:9.
En la búsqueda de este nombre autodefinido, hombres y mujeres usarán, abusarán y acumularán regularmente cualquier recurso para lograr su objetivo, a menudo a expensas de otros. Este vano “correr tras del viento” ocurre en la búsqueda de toda clase de riqueza, conocimiento, belleza, relaciones, éxitos y logros mundanos. Ecl 2:17. Salomón remarcó que “Todo el trabajo del hombre es para su boca, y con todo eso su alma no se harta (sacia)“. Ecl 6:7. La persona que busca encontrar su vida haciendo un nombre para sí misma siempre termina con una sensación de ansiedad y depresión. Esto es porque su falsa “esperanza” de encontrarse a sí mismos a través de una acumulación gradual de conocimiento está siendo constantemente diferida y su corazón se está enfermando. Mat 10:39. Pro 13:12.
Estudio: 2 Corintios 12
Isa 64:6 Todos nosotros somos como el inmundo, Y como trapo de inmundicia todas nuestras obras justas. Todos nos marchitamos como una hoja, Y nuestras iniquidades, como el viento, nos arrastran.
1Jn 2:16 Porque todo lo que hay en el mundo, la pasión de la carne, la pasión de los ojos, y la arrogancia de la vida (las riquezas), no proviene del Padre, sino del mundo.
Gén 3:6 Cuando la mujer vio que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y que el árbol era deseable para alcanzar sabiduría, tomó de su fruto y comió. También dio a su marido que estaba con ella, y él comió.
Gén 11:4 Luego dijeron: “Vamos, edifiquémonos una ciudad y una torre cuya cúspide llegue hasta los cielos, y hagámonos un nombre famoso, para que no seamos dispersados sobre la superficie de toda la tierra.”
Sal 132:9 Vístanse de justicia Sus sacerdotes; Y canten con gozo Sus santos.
Ecl 2:17 Y aborrecí la vida, porque me era penosa la obra que se hace bajo el sol, pues todo es vanidad y correr tras el viento.
Ecl 6:7 Todo el trabajo del hombre es para su boca, y con todo eso su alma no se harta.
Mat 10:39 “El que ha hallado su vida, la perderá; y el que ha perdido su vida por Mi causa, la hallará.
Pro 13:11-12 La fortuna obtenida con fraude disminuye, Pero el que la recoge con trabajo la aumenta. (12) La esperanza que se demora enferma el corazón, Pero el deseo cumplido es árbol de vida.