Jesús salió con un canto del primer servicio de comunión que acababa de inaugurar. Mat 26:30. Mar 14:26. Isaías profetizó acerca del viaje de la ofrenda de Cristo, escribiendo, “Porque con alegría saldrán [regocijándose], Y con paz serán conducidos. Los montes y las colinas prorrumpirán en gritos de júbilo delante de ustedes, Y todos los árboles del campo aplaudirán. En lugar del espino crecerá el ciprés, Y en lugar de la ortiga crecerá el mirto. Y esto será para gloria del SEÑOR, Para señal eterna que nunca será borrada.” Isa 55:12-13
Cristo salió de la primera comunión para cumplir toda obediencia como el Rey de reyes y el Señor de señores, vestido con las vestiduras de un esclavo-sacerdote. Él salió, derribando cada argumento que se había exaltado contra el conocimiento de Dios. Él salió para traer cada pensamiento en cautiverio a Su propia obediencia. Él fue a castigar toda desobediencia a medida que Su obediencia era llevada a cabo. 2Co 10:3-6.
El cántico del Señor fue la primera arma que Cristo, el Esclavo-Sacerdote, usó al salir a conquistar el pecado y la muerte, y a tomar cautiva la cautividad. Heb 2:14-15. Efe 4:8. El se entregó en sacerdocio a Sí mismo como el Cordero de Dios para el holocausto (uno de los tipos de ofrenda en el antiguo testamento), una ofrenda por el pecado, y una ofrenda de paz. En este aspecto, Él entró por las puertas del verdadero tabernáculo con acción de gracias. El salmista declaró: “Entren por Sus puertas con acción de gracias [o, con una ofrenda de paz], Y a Sus atrios con alabanza. Denle gracias, bendigan Su nombre”. Sal 100:4 Como aquellos que han recibido el cántico del Señor, nosotros debemos salir con Cristo, cantando de la misma manera que Él lo hizo. Cuando cantamos la canción del Señor en comunión con Él, “somos más que vencedores por medio de Aquel que nos amó”. Rom 8:37.
Estudio: Hebreos 8
Mar 14:26 Después de cantar un himno, salieron para el Monte de los Olivos.
2Co 10:3-6 Pues aunque andamos en la carne, no luchamos según la carne. (4) Porque las armas de nuestra contienda no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas; (5) destruyendo especulaciones y todo razonamiento altivo que se levanta contra el conocimiento de Dios, y poniendo todo pensamiento en cautiverio a la obediencia de Cristo, (6) y estando preparados para castigar toda desobediencia cuando la obediencia de ustedes sea completa.
Heb 2:14-15 Así que, por cuanto los hijos participan de carne y sangre, también Jesús participó de lo mismo, para anular mediante la muerte el poder de aquél que tenía el poder de la muerte, es decir, el diablo, (15) y librar a los que por el temor a la muerte, estaban sujetos a esclavitud durante toda la vida.
Efe 4:8 Por tanto, dice: “CUANDO ASCENDIO A LO ALTO, LLEVO CAUTIVA UN GRAN NUMERO DE CAUTIVOS, Y DIO DONES A LOS HOMBRES.”
Rom 8:37 Pero en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de Aquél que nos amó.